Acciones para el cambio hacia una política de drogas más efectiva
Aprovechando la coyuntura electoral, Dejusticia, Fescol, TNI, Elementa, ATS, OCDDI, Corporación Humanas, Gpaz/Sisma Mujer, Temblores Ong y CPAT nos hemos reunido con el propósito de plantear algunas recomendaciones en materia de política de drogas, dirigidas al nuevo gobierno, al nuevo Congreso y a la sociedad civil interesada. Esto teniendo en cuenta los avances recientes que ha tenido la discusión global y regional sobre el tema, las transformaciones en política pública que se están dando en los países, los compromisos asumidos por Colombia en el marco de la UNGASS 2016, y la trayectoria de la posición nacional en los debates internacionales.
Históricamente Colombia ha implementado estrategias con énfasis en la reducción de la oferta, priorizando el uso de la fuerza sobre los cultivos de uso ilícito y criminalizando productores y usuarios, sin que haya resultados contundentes que afecten la disponibilidad de los psicoactivos declarados ilícitos. El traslape de agendas de seguridad con políticas de drogas dificulta la toma de decisiones que puedan revertir las causas estructurales de estos problemas, lo cual favorece el desarrollo de estos mercados ilegales. Los recursos disponibles no se dirigen a fomentar el desarrollo de los territorios marginados o a superar la informalidad en las zonas urbanas. Tampoco a implementar estrategias de prevención basadas en investigación o al desarrollo estrategias de reducción de daños y riesgos ocasionados por prácticas que ahondan los problemas por uso de psicoactivos. Sin embargo, como indica el PNUD, “un sustancial conjunto de evidencia demuestra que las políticas de control de drogas ancladas en planes de desarrollo social y económico tienen mayor probabilidad de producir resultados positivos”.
Se requiere un cambio de orientación que ponga el énfasis en los derechos humanos, tanto de quienes usan estas sustancias como de quienes por causa de su pobreza y vulnerabilidad se ven obligados a participar en el negocio. Además es necesario distribuir los recursos disponibles de manera más inteligente de acuerdo con la evidencia que existe y atendiendo los diversos frentes del fenómeno de las drogas. Para ello se deben tener en cuenta los impactos diferenciales que el fenómeno y las políticas implementadas para enfrentarlo han tenido en distintos territorios y sectores de la población, particularmente mujeres y grupos étnicos. En esa línea, es necesario que las políticas de drogas tengan un enfoque territorial, además de enfoques diferenciales étnico y de género.
Las reformas en política de drogas ya están ocurriendo, los mercados ilegales se están regulando y, a las puertas de un nuevo periodo de gobierno y del legislativo, es necesario seguir adelantando acciones para el cambio. Precisamente, este documento plantea algunas de las acciones necesarias, a modo de recomendaciones y a partir de breves diagnósticos sobre los diferentes aspectos del fenómeno de las drogas: los cultivos y la producción, el uso, el tráfico y la criminalidad organizada, y el problema de cómo medir los avances en la materia.