Del castigo al cuidado: Colombia lidera un nuevo modelo frente a las drogas

Esta semana, Bogotá fue sede de la Conferencia Internacional de Reducción de Daños, organizada por Harm Reduction International. Es la segunda vez que este encuentro — que busca promover estrategias globales para minimizar los riesgos asociados al consumo de drogas — se realiza en América Latina.

El evento reunió a más de mil asistentes de 60 países, y tuvo como telón de fondo a Colombia: el mayor productor mundial de cocaína y un país atravesado por décadas de violencia derivada de la guerra contra las drogas. Pero también reveló que Colombia está a la vanguardia global a la hora de proponer e implementar alternativas al prohibicionismo. Gracias a una combinación de sentencias judiciales progresistas y esfuerzos de la sociedad civil, “el país de Pablo Escobar” también lidera la resistencia contra la guerra contra las drogas.

Con la reducción de daños — por ejemplo, despenalizando el consumo u ofreciendo servicios para hacer pruebas a las drogas que la gente consume para verificar su calidad — Colombia ha logrado implementar medidas concretas, más allá del debate sobre la legalización. Solo falta la ficha del gobierno, que por primera vez sacó una política nacional de drogas enfocada en los derechos humanos y la reducción de daños, pero que ha tenido más éxito a nivel internacional que local.