Pese a los sustanciales y gratos cambios en el enfoque de la JIFE hacia los derechos humanos, la renuencia a ciertos tipos de cambio indica conflictos estructurales entre las políticas de drogas y los derechos humanos al interior del sistema de la ONU.
La campaña Apoye. No Castigue documenta los esfuerzos de activistas a nivel mundial para hacer progresar la reducción de daños y la reforma a las políticas de drogas.
El Foro europeo de la sociedad civil sobre drogas hace un balance de la participación de la sociedad civil a nivel europeo, ofrece principios rectores y pone de relieve ejemplos de buenas prácticas.
Mainline ofrece una guía práctica, elaborada con activistas y profesionales, sobre el apoyo a la participación depares en labores dede reducción de daños.
Krupanski y Evans muestran cómo en ciudades a través de América Latina, las comunidades están construyendo modelos de reducción de daños que impugnan la exclusión, a través del tejido de redes locales de solidaridad.
ONUSIDA invoca a los países a apoyar iniciativas lideradas por/basadas en la comunidad, y a adoptar un nuevo conjunto de metas audaces pero alcanzables sobre el VIH, incluyendo la derogatoria de nocivas leyes de criminalización.
El Laboratorio de Políticas sobre VIH arroja luces sobre las barreras de políticas para acceder a tratamiento y prevención del VIH de alta calidad – un factor clave que impulsa nuevas transmisiones y muertes.
Una investigación realizada por Youth Rise resalta altas tasas de trauma en esta población y la importancia de intervenciones efectivas, involucramiento y estrategias de derivación.
Betsos et al. demuestran que los vendedores de drogas usaban información de la verificación de drogas para minimizar los daños asociados con el fentanil y mantener la confianza de sus clientes