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Sustancias sintéticas y nuevas sustancias psicoactivas, ¿qué son y por qué es necesario su abordaje en México?
Desde 2008, un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) reconoció que la expansión del mercado ilegalizado de sustancias y el reemplazo de algunas de las sustancias que lo componen son algunas de las consecuencias imprevistas de las políticas de prohibición y del sistema de fiscalización. El reemplazo de las sustancias se refiere al diseño y fabricación ilícita de nuevas sustancias sintéticas para escapar de los controles de fiscalización. Dada su naturaleza, los efectos de estas sustancias suelen ser desconocidos y tienen el potencial de afectar la salud pública.
La transformación de los mercados tradicionales a otros más polifacéticos plantea nuevos retos para los gobiernos al ser impredecibles. Las sustancias sintéticas y nuevas sustancias psicoactivas son introducidas en las redes de suministro locales bajo nuevos nombres, o bien, al ser utilizadas como sustancias sustitutas o adulterantes de drogas que son conocidas por sus efectos. Por lo que su consumo puede ocurrir de forma involuntaria y generar diversos riesgos a la salud, desde experiencias difíciles hasta intoxicaciones o casos graves de sobredosis.
De acuerdo con el informe “Global SMART Update” de la UNODC, la emergencia de drogas sintéticas y de nuevas sustancias psicoactivas es un fenómeno que ha generado preocupación en la última década por su rápida evolución y la falta de mecanismos para hacerle frente. En México, se observa una tendencia en la expansión de opioides de producción ilícita y de estimulantes de tipo anfetamínico con variaciones regionales, por lo que resulta necesario plantear acciones locales para monitorear la evolución de los mercados de sustancias ilegalizadas, desde un marco de salud pública, derechos humanos y cooperación institucional.