Encarando el tabu

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Encarando el tabu

6 junio 2016

Por Aura Roig Forteza

El estigma que recae sobre las mujeres usuarias de drogas adquiere su máxima expresión cuando se trata de mujeres embarazadas. Un tabú relegado a la condena de lo inconcebible, afrenta totalmente incompatible con la defensa de la vida, sobre todo cuando refiere a sustancias ilegales como heroína, cocaína o crack. La atención a madres usuarias de estas sustancias se centra en los posibles riesgos para el feto, ella pasa a un segundo plano, llegando en muchos casos a demeritarse su voluntad y sus necesidades, denunciadas como agravantes contradictorios con el estado de indefensión de la criatura.

La percepción generalizada de que la mujer gestante incurre en maltrato fetal, consciente o inconsciente, se basa en la infundada irresponsabilidad que se le achaca por la incapacidad de no cuidar de su salud física y mental. Las consecuencias que acarrea la toxicidad de sea cual sea la sustancia ilegal que consuma, no obstante el espacio que esta actividad ocupe en su trayectoria de vida, hace que el simple hecho de ser o haber sido usuaria ponga en tela de juicio sus facultades de ser madre y, por lo tanto, implicar la retirada de custodia de hijos e hijas.

Atreverse a abordar este tema en España desde la reducción de daños ha sido no solamente osado sino excepcional. Uno de los pocos artículos que decidió encarar la cuestión sin temerle a los matices fue Consumo de drogas en el embarazo: cazando brujas en el siglo XXI. Se rompía así con un silencio anquilosado, ofreciendo información sin prejuicios ante la inquietud de muchas madres, que sin conocer que estaban embarazadas, habían tenido algún tipo de consumo esporádico de sustancias de uso recreativo y ansiaban respuestas sobre posibles consecuencias adversas en el desarrollo del feto. Además, denunciaba la odisea por la que tuvo que pasar una mujer al hablar con su ginecólogo de un consumo anecdótico de marihuana. En este caso se activó el protocolo de seguimiento y control de un embarazo que había pasado a ser considerado de riesgo. Controles periódicos para detectar si había consumido, que incluso dando negativo durante todo el embarazo conllevan la realización de pruebas de detección al poco de nacer el bebé. Este seguimiento por parte de los servicios sociales y de salud puede suponer acciones como la prohibición de dar el pecho si se está consumiendo cannabis o llegar hasta el punto de la pérdida de custodia.

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Thumbnail: Flickr David