UNGASS de 2016: Une caravane pour la paix, la vie et la justice

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UNGASS de 2016: Une caravane pour la paix, la vie et la justice

2 mars 2016

Tant au sein que loin du siège de l'ONU à New York, le débat qui aura lieu en Avril représente une opportinuté fondamentale pour mettre en avant les dommages généréspar les politiques internationales en matière de drogue, ainsi que pour donner la parole aux personnes et communautés les plus affectées. Pour en savoir plus, en espagnol, veuillez lire les informations ci-dessous.

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Por Andrés Hirsch, Miguel Villegas y Amaya Ordorika

El 28 de marzo partirá de Honduras hacia Nueva York la Caravana por la Paz, la Vida y la Justicia, una amplia iniciativa de familiares de víctimas de violaciones a derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil y movimientos sociales de diferentes naciones que claman por un alto a la guerra contra las drogas. La Caravana caminará por Honduras, El Salvador, Guatemala y México, y llegará a Nueva York con el objetivo de abrir espacios de diálogo entre las comunidades más afectadas por esta guerra, y de recopilar las experiencias y testimonios de las violaciones graves a derechos humanos cometidas en el combate a las drogas, con el fin de hacerlas presentes en la Sesión Especial sobre drogas de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se llevará a cabo del 19 al 21 de abril.

Esta guerra, como tantas otras guerras, ha permitido desechar las normas habituales vinculadas a la justicia, la libertad y el respeto a los derechos humanos. Las guerras requieren siempre de un enemigo, representado en un otro, ajeno a nuestro lenguaje, a nuestros códigos, a nuestros calendarios; un otro que nos amenaza. La guerra contra las drogas encontró a su enemigo discursivo en plantas y sustancias, vinculadas social, cultural y políticamente a experiencias de vida que distan de las dictadas por los poderes hegemónicos. No obstante, en la práctica este enemigo se dirige hacia las personas y comunidades que por diversos motivos interactúan con dichas plantas y sustancias.

La guerra contra las drogas ha fallado en sus objetivos oficiales pues no sólo no ha logrado eliminar a dichas plantas y sustancias, ni las complejas relaciones que las personas establecemos con ellas en todo el mundo; sino que por el contrario, al situar la interacción con ellas en el ámbito de la ilegalidad ha creado un sinfín de riesgos para quienes deciden seguirlas usando. Estos incluyen la necesidad de interactuar con mercados ilícitos que se regulan por medio de la violencia, así como la adulteración, contaminación y sustitución de las mismas imposibilitando el acceso a lo que realmente se busca, incluso cuando se requieren para usos medicinales y terapéuticos.

A la par, países de todo América Latina, incluyendo Honduras, El Salvador, Guatemala y México, han experimentado la militarización de la estrategia de combate a las organizaciones criminales dedicadas a la producción, venta y distribución de dichas plantas y sustancias, el encarcelamiento masivo, el desplazamiento interno forzado de comunidades enteras que huyen de la violencia y el aumento de violaciones graves a derechos humanos incluyendo la tortura, la desaparición forzada y las ejecuciones extrajudiciales. En este contexto, aumentan los riesgos que enfrentan las y los defensores de los derechos económicos, sociales y culturales de nuestras comunidades.

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