Los recientes esfuerzos de Río de Janeiro por establecer la presencia del Estado, ofrecer servicios gubernamentales y reducir los niveles de criminalidad en las favelas, los barrios pobres e ingobernados que se distribuyen por toda la ciudad, han sido ampliamente difundidos. En marzo de 2011, en ocasión de la visita del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a una favela en el marco de su visita oficial a Brasil, las autoridades brasileñas presentaron un programa cuyo objetivo es, según los funcionarios responsables del proyecto, “recuperar para el Estado territorios pobres controlados por los narcotraficantes” y saldar “una enorme deuda social que se remonta a la colonización de estos barrios”.
Este año se cumple el quincuagésimo aniversario de la Convención Única de Estupefa- cientes de las Naciones Unidas, firmada el 30 de marzo de 1961. Fueron 73 los países repre- sentados en la conferencia que tuvo lugar en Nueva York entre el 24 de enero y el 25 de marzo de 1961, y que perseguía establecer unos cimientos sólidos para la fiscalización de los estupefacientes en la era de las Naciones Unidas de la posguerra.
En el marco de un mercado de ‘euforizantes legales’ muy dinámico y bien documenta- do, el caso del khat (también escrito ‘qat’, Catha edulis) ofrece una interesante ano- malía. Se trata, en primer lugar, de una sus- tancia derivada de una planta que se somete a un procesamiento o transformación míni- ma en el recorrido entre el campo y el mer- cado. Y en segundo, el khat se ha consumi- do durante cientos –si no miles– de años en las tierras altas del África oriental y el sur de Arabia.2 En los países europeos, el con- sumo de khat se observó por primera vez durante la década de 1980,3 pero sólo ha suscitado una mayor atención en los últi- mos años.
Una reflexión comparativa sobre el impacto de los cultivos ilícitos, la política antinarcóticos y otros sectores económicos en los ecosistemas y el ambiente en Colombia
Esta edición de Guías para el debate busca ayudar a definir qué es la perspectiva de género y ofrecer lineamientos para
incorporarla en la formulación de programas y políticas públicas.
Este informe esboza las obligaciones jurídicas internacionales de fiscalización de drogas, el margen de maniobra que el régimen deja a quienes deciden las políticas nacionales y los claros límites de la flexibilidad que no se pueden cruzar sin violar los tratados.
El reciente descontento sobre la interpretación estrictamente prohibicionista de las convenciones de drogas de la ONU se ha visto impulsado por la convicción de que los enfoques no punitivos, pragmáticos y orientados a la salud abordan mejor las complejidades que rodean al consumo de drogas ilícitas que el enfoque de tolerancia cero que priorizan los actuales tratados internacionales.
La perspectiva de juventud, comúnmente confundida con la perspectiva juvenil o la perspectiva generacional, son unos lentes rojos a partir de los cuales democratizar la participación de las generaciones más jóvenes. Sirve también para cuestionar y replantear el andamiaje de políticas públicas dirigidas a las y los jóvenes, siendo sensibles a las necesidades y realidades de este grupo poblacional.
En los últimos meses de 2008, alrededor de 1.500 personas que estaban en las cárceles de Ecuador sentenciadas por trafico de drogas recuperaron su libertad. La medida conoci-da como el “Indulto para mulas” identificó a un grupo especifico de encarcelados, víctima de la legislación indiscriminada y despropor-cionada vigente en el país durante muchos años.
Este informe pretende ofrecer una visión general del actual debate en torno a las cantidades umbral y analiza su mecanismo, incluyendo sus ventajas e inconvenientes como instrumento normativo y jurídico.
Este documento es el informe del Director Ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito a modo de contribución al examen de los resultados del vigésimo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General