El presidente Duterte está repitiendo mis errores
Por César Gaviria
Las drogas ilegales son un asunto de seguridad nacional, pero la guerra en su contra no se puede ganar nada más con las fuerzas armadas ni los organismos de justicia. Enviar más soldados y policías contra los consumidores de drogas no solo es una pérdida de dinero, sino que además puede empeorar el problema. Encerrar a los delincuentes no violentos y a los adictos casi siempre resulta contraproducente, ya que se acaba por fortalecer a la delincuencia organizada.
Tal es el mensaje que me gustaría enviar al mundo y, en especial, al presidente Rodrigo Duterte de Filipinas. Créame, aprendí a la mala.
Nosotros los colombianos sabemos una que otra cosa de la lucha contra las drogas. Nuestro país ha sido desde hace mucho tiempo uno de los principales proveedores de cocaína en el mundo. Con el apoyo de los gobiernos de Estados Unidos y Europa Occidental, hemos invertido miles de millones de dólares en una campaña incansable para erradicar las drogas y desmantelar a los carteles. Yo personalmente participé en el arresto del narcotraficante más conocido del planeta, Pablo Escobar, en 1993. Si bien logramos hacer a Colombia un poco más segura, pagamos un enorme precio.
Leer el artículo completo.
Suscríbase a las Alertas mensuales del IDPC para recibir información sobre cuestiones relacionadas con políticas sobre drogas.