Declaración de Valdivia sobre Integración social: exclusión y drogas

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Declaración de Valdivia sobre Integración social: exclusión y drogas

1 junio 2015

Nosotros, los abajo firmantes, representantes de las instituciones gubernamentales, organismos nacionales, internacionales y multilaterales, agencias de desarrollo, organizaciones de la sociedad civil, universidades, centros de investigación y entidades colaboradoras de las Administraciones en materia de reducción de la demanda de drogas, reunidos en la ciudad de Valdivia, Chile, en el marco del I Seminario Internacional de Integración Social: Exclusión y Drogas, organizado por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), la Universidad Austral de Chile y la Fundación Tierra de Esperanza, con la colaboración de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas de la Organización de los Estados Americanos (CICAD-OEA), declaramos:

Definición y entendimiento del problema

  • Entre todas las problemáticas que afectan a los países del Hemisferio, probablemente el fenómeno de drogas sea uno de los de mayor complejidad e impacto, por su carácter multidimensional y la transversalidad social, geográfica y económica de sus procesos y efectos, con potencial para afectar la calidad de vida, la convivencia social, dificultar la gobernanza local y debilitar la institucionalidad de los países.
  • Es así como el consumo de sustancias puede considerarse tanto una consecuencia como una causa de la exclusión social, no sólo por el deterioro de las condiciones de vida que provoca, sino porque los procesos de marginación social suelen constituir un elemento determinante para el consumo de drogas. En este en¬torno, el abuso y la dependencia de drogas son solamente una de las posibles puertas de entrada a la exclusión social en los contextos de sufrimiento social, psicológico, físico y cultural, a que las personas se exponen, y está interconectada con otros fenómenos inherentes a los entornos de exclusión.
  • Frente a este creciente desafío, se hace necesario construir una visión compartida y lograr un posicionamiento responsable, que ayude a generar respuestas integrales, con base en la evidencia y la más amplia comprensión de todos los aspectos involucrados, así como, un trabajo profundo de reflexión sobre la realidad de la integración social y su relación con el fenómeno de las drogas, sus bases conceptuales, modelos y buenas prácticas, que orienten la construcción de formas de inclusión más afirmativas para el desarrollo humano de personas, grupos, comunidades y de la sociedad en general.
  • La integración social en relación al fenómeno drogas constituye una mirada tanto de los procesos dirigidos a las personas afectadas por un consumo problemático de drogas como de cada uno de los contextos en los que se interviene. Se trata con ello de lograr una visión y abordaje coherente y complementario de los diversos factores que determinan o condicionan los itinerarios de prevención, mitigación, y/o, rehabilitación de las personas, pro-curando incidir sobre ellos de una manera coordinada con otras instituciones, facilitando a las personas, familias y grupos directamente afectados por el problema, la incorporación plena a sus ámbitos de relación y desarrollo personal y, de manera general, a su vida en sociedad.
  • Esto implica que se deben realizar las intervenciones teniendo en cuenta potenciar la participación activa de las personas en tres grandes esferas: la economía, mediante una presencia activa en la producción de valor social dentro o fuera del mercado; la política, mediante el ejercicio activo de una ciudadanía de pleno derecho; y las redes sociales y familiares, como expresión de la identidad y la pertenencia comunitaria, que son a su vez factores de prevención y protección ante la exclusión.
  • Estas acciones de integración social deben respetar a su vez las particularidades de quienes sufren la problemática de las drogas, respetando las diversas maneras que las personas, grupos y comunidades tienen para desarrollarse y alcanzar la mejor calidad de vida posible. Por tanto se trata entonces, de integrar en la diversidad y no por asimilación. No existe un ideal de persona integrada, sino que existe una pluralidad de vidas, contextos y caminos, tan compleja como el problema mismo.

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