Marihuana en Colombia: del laberinto al club

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Marihuana en Colombia: del laberinto al club

26 octubre 2023
Luis Felipe Cruz

Vale la pena repasar a los clubes cannábicos como un modelo que va más allá de la quimera del oro verde, en la que ha estado inmerso el esfuerzo de regulación de la marihuana. Existen formas de regular su cultivo y distribución que no están ligadas a la comercialización industrial.

En marzo tuvimos la oportunidad de participar en el Cannabis Social Club Study Tour 2023 de Barcelona, organizado por ICCERS, donde pudimos ver el funcionamiento, retos, problemas y ventajas de este modelo que está a medio camino entre la legalidad e ilegalidad. No se tiene certeza sobre dónde surgieron estas asociaciones, pero se sabe que existen en Argentina, Chile, Bélgica, España e incluso en Colombia. Uruguay es el único país que cuenta con una regulación legal de los clubes cannábicos, allí el número de afiliados debe ser entre 15 y 45, y la plantación está limitada a 90 plantas y la cantidad de producción y acopio no puede superar los 480 gramos anuales por socio.

La pregunta es si las experiencias catalana, uruguaya o belga pueden aportar insumos para la discusión de la regulación en Colombia, de manera que nuestro modelo quede bajo una perspectiva más comunitaria y de salud pública, que bajo los intereses de la industria del cannabis medicinal.

Los clubes cannábicos son organizaciones privadas de usuaries y cultivadores que producen marihuana colectivamente sin ánimo de lucro, permitiendo la distribución para el uso adulto de acuerdo a la necesidad de sus miembros, sin recurrir al mercado ilegal. Se puede decir que son una respuesta a las leyes nacionales o subnacionales, sentencias judiciales y lagunas normativas del uso personal de drogas. Y ojo no en todos los casos se trata de uso recreativo. Algunos clubes surgieron del activismo cannábico o de la relación cultural con la planta, pero el esquema evolucionó hacia más o menos el siguiente: un grupo de ciudadanes en uso de las libertades de asociación y de desarrollo de la personalidad se juntan para cultivar cannabis, algunes aportan trabajo y otres una cuota en dinero (anual por la membresía o cada vez que retiran el producto).

Los clubes cannábicos son un modo de producción y distribución que genera acceso a una sustancia segura y evita la criminalización tanto de cultivadores como de vendedores. De hecho, los clubes cannábicos han sido claves para desarrollar una red de distribución que garantice un circuito de cultivo-distribución-uso sin intermediarios y enfocado en la reducción de riesgos y daños, el monitoreo de la calidad del cannabis que se dispensa, la seguridad para les integrantes de la cadena y la aplicación de enfoques reparadores. En algunos casos se comparte un registro formal ante las autoridades, con variaciones significativas sobre el número de integrantes, la modalidad de contribución, la relación con les cultivadores, o la compra del cannabis a cultivadores en áreas rurales.