El fracaso reiterado de la lucha colombiana y mundial contra el narcotráfico

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El fracaso reiterado de la lucha colombiana y mundial contra el narcotráfico

15 febrero 2022

Por Catalina Gil Pinzón / Agenda Pública - El País

Varias generaciones colombianas crecieron (crecimos, de hecho) con comerciales pagados por el Gobierno de turno que hablaban sobre una mata que mata, con imágenes de avionetas fumigando desde el cielo esa misma mata, la coca (y todo lo que se atravesara) y con una frase que, al parecer, nunca caduca: "El narcotráfico es nuestra peor amenaza". Muchos años después, Colombia sigue siendo un país obsesionado con este cultivo y una prohibición, tanto por pulsión interna como por presiones externas y el auspicio de países socios.

Quizás ahora esas mismas generaciones están en disposición de cuestionar si el problema son las drogas en sí o la manera en que las han venido abordando. La realidad en los indicadores que verdaderamente importan es que pasan los años y el bienestar de las personas y comunidades que están directamente afectadas por el proceso de producción y distribución no avanza al ritmo que se invierte en las políticas actuales. Ese bienestar no parece, por tanto, la prioridad real de dicha política. De hecho, el abordaje del Gobierno actual (que terminará mandato el próximo 7 de agosto) sirve como síntesis última de esta aproximación y sus problemas.

Panorama actual: un mercado más eficiente y unas medidas fallidas

A finales de 2018, el recién investido presidente Iván Duque presentó una nueva política para abordar el fenómeno de las drogas llamada Ruta Futuro. De acuerdo con lo anunciado, ésta sería una política integral, sostenible, inclusiva y basada en la evidencia. Esto encajaba bien con la imagen que el propio candidato (apoyado en medios afines) se había labrado durante la campaña: antiguo funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo, joven senador por el partido de derecha Centro Democrático (liderado por el ex presidente Álvaro Uribe) y alguien de cara amable, amante de la innovación y con voluntad de buena presencia internacional.

Pero en realidad dicha Ruta es poco novedosa. Al incluir como pilares la reducción del consumo y de los cultivos de coca (para reducir la disponibilidad de droga) se le estaba apostando, nuevamente, por lo que hemos intentado durante muchos años y no ha dado resultado. Y, en los tres que lleva implementándose, esta política tampoco se ha demostrado como sostenible, inclusiva ni basada en la evidencia.