El cambio hacia las drogas sintéticas, aunado al suministro de drogas impredecibles y tóxicas impulsado por la prohibición, ha desencadenado una terrible crisis de sobredosis en Norteamérica que exige reformas políticas que promuevan la reducción de daños y aprendan de los daños de la "guerra contra las drogas".
Los participantes declararon haber mejorado su salud y sus expectativas de vida, incluyendo la dependencia de las drogas callejeras, interacciones dañinas con la policía y exposición a la violencia.
Paradise et al. subrayan la importancia de incorporar las voces de personas sin hogar para el desarrollo de programas de vivienda y de tratamiento del consumo de sustancias.
Dado que las muertes por sobredosis en Escocia siguen siendo las más elevadas en Europa, los expertos piden al gobierno que vaya más allá del proyecto piloto de un centro de prevención de sobredosis y ponga en marcha múltiples centros, un servicio nacional para verificación de drogas, y la ampliación del tratamiento con diamorfina.
La Procuradora General de Escocia da luz verde a un centro para prevención de sobredosis, que salvará vidas y proporcionará un acceso crucial a asistencia para quienes lo necesiten.
Los espacios seguros para el consumo de drogas evitan muertes por sobredosis y reducen el riesgo de transmisión de enfermedades, pero obstáculos políticos y burocráticos siguen retrasando la puesta en marcha del primer espacio de inyección supervisada en Dublín.
La Comisión de Asuntos del Interior pide al gobierno británico que revise su anticuada legislación sobre drogas y adopte un enfoque de salud pública respecto a estas sustancias.
Bonn et al. responden a los críticos del modelo de suministro seguro, subrayando la importancia de éste para reducir las muertes accidentales por intoxicación con drogas, y para mejorar la salud y el bienestar de quienes las consumen.
En lugar de redoblar las políticas prohibicionistas contraproducentes, los gobiernos deberían invertir en alternativas sanitarias basadas en pruebas, servicios de apoyo y mejores enfoques de la regulación, como un suministro más seguro.
La INPUD presenta un conjunto de herramientas de buenas prácticas, centradas en intervenciones clave de reducción de daños, basadas en entrevistas con veinte activistas consumidores de drogas y especialistas en reducción de daños de diversos países.
Khair et al. demuestran cómo los lugares de consumo supervisado de drogas no sólo salvan vidas, sino que también ofrecen un notable ahorro de costes en comparación con los costes de gestionar las sobredosis mediante el uso de los servicios de urgencias.
Ali et al. analizan la política de descriminalización de la Columbia Británica e instan a los responsables políticos a consultar a los consumidores de drogas para comprender y minimizar las posibles consecuencias perjudiciales de los umbrales establecidos.