Mientras Malta lucha por eliminar completamente sus políticas sobre drogas con enfoque de tolerancia cero, la incidencia para la reforma viene ganando impulso. Más información, en inglés, está disponible abajo.

For a long time, Malta had a repressive approach to drugs, but there is an increasing understanding and acceptance of harm reduction measures now. We interviewed Karen Mamo, a researcher and harm reduction professional.

 Can you please speak about your personal background – what made you interested in drug policy and harm reduction as a researcher? What harm reduction activities do you do beside your academic work?

Karen Mamo: I am 32 years old and my academic background is quite a varied one. In fact, at University I studied Italian language and literature. I later moved into the world of conflict resolution and Mediterranean security, and last October I enrolled for a Master of Science in Addiction studies. I was always intrigued by substance use, and considering that Malta introduced legislative changes in 2015 (small amounts of drugs depenalised), during the same time I started doing personal research about cannabis and policy. In reality, it was Prof. David Nutt’s book, Drugs without the Hot Air that encouraged me to question what I have been taught till now and to re-configured my view about substances and people who use substances. During these years I was also reaching out to foreign NGOs working in the field of harm reduction and trying to explore how Malta too could introduce this important public health concept. I am very grateful to collaborate with UK-based Talking Drugs and Drugs & Me, but also had the opportunity to participate in the general assembly meeting of the ENCOD in 2019. (Links to these organisations can be found here!). To further expand my outreach, in September 2019 I set up the first harm reduction stand at the Bubble Festival and earlier this year a harm reduction page on facebook. I also held a number of meetings with the University of Malta’s administration and Student Council. Unfortunately, I had to scale back my work due to Covid-19. However, I look forward to revamping my harm reduction advocacy in the coming months.

Malta en la encrucijada de la reforma de políticas sobre drogas –una entrevista con Karen Mamo

El conocimiento y la concienciación deben ir de la mano con el desmantelamiento de estructuras opresivas que cuestan vidas. Más información, en inglés, está disponible abajo.

By Louise Vincent & Matthew Bonn / FilterMag

very year we come together to remember the lives that have been lost due to overdose. International Overdose Awareness Day is recognized and marked around the world, and has been happening since 2001 in Australia. We’re grateful for that.

But what about every other day of the year? Every day 190 overdose deaths happen in the US and 11 a day in Canada. Where is the fucking daily outrage? Can anyone really think that commemorating the millions of lives lost worldwide to this systematic drug war just once or twice a year is adequate?

One thing we can tell you is that it is not drug-user communities that need to be made aware of overdose deaths. How can we 

be aware of the misery this brutal, racist, repressive international governmental structure imposes? We have constantly experienced the harms done to ourselves, to the loved ones we have lost, to our friends who are forced, every day, into environments and practices that put their lives on the line.

Policymakers urgently need to be stripped of their often-deliberate ignorance.

 (like those in so many other countries) who urgently need to be stripped of their often-deliberate ignorance of what is happening on the streets amid multiple public health emergencies.

“Pandemic” has been one of this year’s most-used words. But a better one to apply to people who use drugs is “syndemic,” which refers to the presence of two or more diseases that adversely interact with each other.

Día de sensibilización sobre la sobredosis: las personas que usan drogas están sensibilizadas - ¿Y los gobiernos?

El análisis muestra una correlación entre acceso a servicios de reducción de daños y adopción de la terapia antirretroviral. Más información, en inglés, está disponible abajo.

People who inject drugs who are in contact with harm reduction organisations are more likely to use condoms and sterile needles, and be on opioid substitution therapy or HIV treatment.

An analysis of five nationwide surveys conducted in Ukraine over eight years has found that people who inject drugs who are reached by harm reduction non-governmental organisations (NGOs) have consistently better outcomes relating to HIV prevention, testing and treatment.

These better outcomes were seen despite NGO clients being more marginalised as they are more likely to have been imprisoned, be economically more impoverished and inject more frequently.

A greater proportion of NGO clients were found to be living with HIV than non-NGO clients – with prevalence high at 29% – but they were more likely to be on treatment than those who had not received NGO support.

Data from national surveys carried out by the Alliance for Public Health, one of the largest harm reduction NGOs in Ukraine, was used for the analysis.

The first survey, conducted in 2009, involved around 3,900 people. Surveys in 2011, 2013 and 2015 involved between 9,000 and 9,500 people each, and the final survey in 2017 involved around 10,000 people.

All survey respondents had injected drugs in the last 30 days, were aged 14 or above and lived in one of 31 cities, covering all of the country’s regions. Roughly 80% of respondents were men and 20% were women.

Across all surveys, around one‐third of those questioned were NGO clients, a level that remained stable each year.

Estudio subraya el valor indisputable de las organizaciones de reducción de daños en Ucrania

Por Kathryn Ledebur, Linda Farthing y Thomas Grisaffi | Traducido del inglés por Pedro Albornoz Camacho

En meses recientes, Bolivia atravesó extensas manifestaciones públicas en contra del gobierno interino encabezado por Jeanine Áñez, quien pospuso las elecciones dos veces debido al coronavirus. Su gobierno ha violado repetidamente su mandato al aprobar leyes nuevas y perseguir a sus opositores políticos, incluyendo cocaleros del Chapare, en la región oriental de Cochabamba, con quienes colaboramos en proyectos de investigación.

Bolivia es el tercer país productor más grande de cocaína, una droga elaborada a partir de hojas de coca, elemento central dentro de la cultura andina. Bajo el anterior gobierno de Evo Morales, los cocaleros se beneficiaron de un programa que les permitió cultivar una parcela de coca con una extensión máxima de 2.500 metros (un Cato), y activamente impulsó a los productores a monitorearse entre ellos para que estos límites se respeten.

Esta política, que hacía énfasis en la participación comunitaria y el respeto hacia los derechos humanos, fue aplaudida y financiada por la Unión Europea. El programa de control social de Bolivia fue reconocido a nivel internacional por los medios de comunicación más importantes del mundo como una Práctica Óptima dentro del campo, y sirvió como un ejemplo para la cooperación en otras partes del mundo.

Sin embargo, recientemente se revirtió este enfoque. Un ex-oficial de la UE en Bolivia declaró confidencialmente que esto constituye un “retroceso significativo”. Sin embargo, la UE estuvo ayudando a que esto ocurra.

En febrero, la UE prometió proporcionar 10 millones de Euros de financiamiento para el control antidroga al gobierno interino de Bolivia, y apoya su nueva estrategia para eliminar el narcotráfico en cinco años. El 16 de agosto, la prensa boliviana informó que el representante de la UE en Bolivia, Joerg Schreiber, había confirmado este compromiso.

Esto resultó en críticas del ex presidente interino y ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, así como del ex presidente Evo Morales. El apoyo para la nueva estrategia de lucha antidroga de Bolivia se halla en marcado contraste ante el enfoque a largo plazo de la Unión Europea en Bolivia y sus lineamientos políticos internos.

Jeanine Áñez asumió el gobierno sin mandato constitucional el 12 de noviembre de 2019, dos días luego de que Morales haya sido forzado a renunciar a “solicitud” de las fuerzas armadas bolivianas luego de un motín policial. Al día siguiente, los militares desplegaron fuerza letal contra manifestantes que protestaban en contra del derrocamiento de Morales.
Poco después, hubo violaciones contra los derechos humanos, detenciones arbitrarias y amenazas en contra de los defensores de los derechos humanos, como señaló Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. El gobierno interino de Áñez rechazó las declaraciones de Bachelet como “asunciones subjetivas, erróneas”, y como “un ataque en contra de la democracia expresada por el pueblo”.

La crisis poselectoral del año pasado resultó en al menos 35 muertos y 800 heridos, la mayoría de estos ocurridos durante operaciones del ejército y la policía. Docenas de ex oficiales del gobierno y personas relacionadas a la administración anterior han sido perseguidos.

El Ministro de Gobierno de Bolivia, Arturo Murillo, realiza declaraciones preocupantes con mucha frecuencia. Por ejemplo, al hablar de la gente que adolece de narcodependencia, se refirió a estas como “la peor lacra de la humanidad”.
Se unió al resto del gabinete de Áñez al firmar una ley que garantizaba la impunidad para las acciones policiales y militares que resultaron en la muerte de diez cocaleros y en 100 otros heridos el 15 de noviembre. Un ataque militar y policial posterior contra manifestantes desarmados resultó en once personas muertas y decenas heridas.

El programa de control social de la coca que fue adoptado durante los años del gobierno de Morales (2006-2019) se enfocó en trabajar con cocaleros para reducir los cultivos destinados a los mercados ilegales, a tiempo de incrementar el respeto a los derechos humanos, las alternativas a la coca, y permitir los usos tradicionales de la planta. Esto redujo exitosamente la producción ilegal y fue aplaudida por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas como un enfoque innovador superior a las décadas de erradicación forzosa.

No pasó mucho tiempo antes de que el gobierno de Áñez redactara su propia estrategia de lucha contra las drogas, “Juntos, Libres de Drogas”, en coordinación con expertos técnicos de UE y DITISA, una consultoría financiada por la UE. Esta estrategia luego fue renombrada como “Bolivia: Libre de Drogas”, luego de que el nombre original resultara en críticas de que la UE estaba legitimando al gobierno de Áñez al incorporar el nombre de su partido político, Juntos, en el título.

El programa presenta una postura estricta y frecuentemente confusa contra el uso de narcóticos, así como en temas de interdicción y control de provisión, demostrando poco conocimiento de la política boliviana y de la dinámica nacional. Sus autores copiaron palabra por palabra textos del informe estratégico internacional para el control antidroga y artículos de prensa, y descartaron la estrategia anterior como siendo “permisiva y nada práctica”, y “solamente un discurso político”.

Las declaraciones agresivas de altos oficiales del régimen de Áñez caracterizan a los cocaleros del Chapare como “narcoterroristas”. Las amenazas constantes de intervención contra los cocaleros por parte de las fuerzas de seguridad de Bolivia van en contra de la política promovida durante años por la Unión Europea en Bolivia.

Áñez anunció el plan en la televisión estatal solo once días luego de que la UE anunciara el financiamiento, pero el texto completo no se difundió públicamente sino tres meses luego. “Esta falta de transparencia es problemática,” nos dijo un experto en política antidroga boliviana quien pidió no divulgar su identidad. “Ni el gobierno, ni la UE proporcionó la información acerca del plan de acción que debe acompañar todas las estrategias financiadas por UE”.

Dicha estrategia tampoco cumple con los requerimientos de cuestión generacional y de género que pide la UE para otorgar financiamiento. Aunque la medida cita un enfoque hacia “poblaciones vulnerables”, tampoco hace referencia a acompañar el desarrollo integral con involucramiento directo de los beneficiarios del proyecto, que constituye otro requerimiento de la UE.


La falta de consulta, así como la suspensión de proyectos de desarrollo existentes que realizó el régimen de Áñez erosionó el elevado nivel de confianza en el gobierno que antes existía en las regiones cocaleras.
“Antes, solíamos trabajar estrechamente con la Unión Europea para controlar la coca, para mantenernos dentro de los límites legales,” declaró un líder cocalero que no deseaba revelar su nombre por miedo a represalia por parte del gobierno. “Deseamos seguir haciéndolo, pero todo se destruyó a causa de este régimen de facto. Ellos no se comunican, ni coordinan con nosotros para nada.”


La UE exploró activamente cómo adaptar la política anterior en países vecinos. Sin embargo, ahora las lecciones obtenidas de la experiencia basada en el control comunitario de la coca se están perdiendo rápidamente. “Sería un desastre perder todo el progreso que realizó Bolivia en lo referido al control de la coca,” lamentó un experto en política antidroga. “El enfoque técnico se fue por el caño.”

https://theconversation.com/bolivia-reverses-years-of-progress-with-new-draconian-cocaine-policy-supported-by-the-eu-144386

La nueva política antidroga draconiana de Bolivia barre con años de progreso

33 organizaciones de la sociedad civil y comunitarias instan al PCB de ONUSIDA a garantizar que los servicios de reducción de daños estén disponibles, accesibles y totalmente financiados. Más información, en inglés, está disponible abajo.

Ahead of the UNAIDS Multi-Stakeholder Consultation on 16 September, 33 civil society and community-led organisations working on drug policy and harm reduction are urging the UNAIDS Programme Coordinating Board (UNAIDS PCB) to uphold the rights of people who use drugs and harm reduction in the new UNAIDS Strategy.

This letter includes six key recommendations from our community and sector and we asking UNAIDS PCB to advocate for these at the upcoming Consultation.

Now, more than ever, we need their leadership to be strong, bold and unrelenting in ensuring that key populations, including people who inject drugs, are prioritised in the new UNAIDS Strategy; harm reduction services are available, scaled-up and fully funded to meet the HIV prevention and health needs of people who use drugs wherever needed; communities, including community-led services, and civil society are at the front and centre of the HIV response; and barriers to services, including criminalisation, stigma, discrimination, punitive laws and policies, are removed.

The new UNAIDS strategy will have profound implications - either by compounding or alleviating the political invisibility of people who use drugs. We need them to show a commitment to people who use drugs in your engagement in the Strategy process.

We will not end AIDS if we keep leaving people who inject drugs behind.

Llamado a mantener los derechos de las personas que usan drogas y la reducción de daños en la nueva estrategia de ONUSIDA

62 grupos de derechos humanos y de la sociedad civil de Filipinas e internacionales instan al Consejo a responder enérgicamente a los abusos generalizados de los derechos humanos. Más información, en inglés, está disponible abajo.

Over 60 Groups Urge UN Body to Ensure Accountability

(Geneva) – The United Nations Human Rights Council should establish an independent international investigation on extrajudicial killings and other human rights violations in the Philippines, Human Rights Watch said today, joining dozens of other human rights and civil society groups worldwide in calling for an investigation. The council will convene its 45th session on September 14, 2020.

On August 27, 62 human rights and civil society groups sent a letter to UN member and observer countries at the Human Rights Council to express their “continued grave concern over ongoing extrajudicial executions and other serious human rights violations” in the Philippines. Over 30 groups from the Philippines signed the letter, representing much of the country’s human rights and civil society movement.

“The several dozen Philippine and international groups calling for an investigation into the Philippines is a remarkable show of solidarity that members of the UN Human Rights Council should not ignore,” said Laila Matar, deputy Geneva director at Human Rights Watch. “The extrajudicial killings and other severe rights abuses in the Philippines continue unabated, and the groups endorsing this letter are saying enough is enough.”

The four-page letter and its six-page annex outline the “grave concern over ongoing extrajudicial executions and other serious human rights violations in the context of the ‘war on drugs’ in the Philippines, fueled by incitement to violence and discrimination by the highest levels of government with near-total impunity.” The groups urged the council to respond “robustly” to the recent report on the situation in the Philippines by the UN High Commissioner for Human Rights.

El Consejo de Derechos Humanos debe actuar en Filipinas - Carta de la sociedad civil

Ex-presidentes de los dos países más poblados de África reconocen que la "guerra contra las drogas" ha descarrilado objetivos de salud y bienestar. Más información, en inglés, está disponible abajo.

By Kgalema Motlanthe, Former President of South Africa; Olusegun Obasanjo, Former President of Nigeria / Global Commission on Drug Policy

When we were Presidents of Nigeria and South Africa – the largest economies on the continent – our Administrations dreamt of many things. One in particular was to create drug-free societies.

We were wrong because we thought prohibition, repression, and prison would protect our children. We allowed harsh penalties for drug-related offenses, including the non-violent ones. We legitimised State forces when they arrested and punished many citizens, even when, in retrospect, that was excessive.

It didn’t work because the prohibition that global superpowers imposed to the world at the end of World War II was a continuation of their political concerns, and cultural preferences. It was not a rational and concrete strategy to cope with addiction.

Still today, alcohol and tobacco are sold, freely consumed and pushed by sophisticated marketing and few people challenge this although those substances are harmful to people’s health. The somewhat artificial distinction between those substances and illegal drugs (such as cannabis) led the world, and us as African leaders, to many mistakes.

Those young people that were thrown in prison, did we convince them to take a better path?

More often than not, the main thing they learnt in prison is the craft of crime!

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