En agosto de 2010, el presidente mexicano Felipe Calderón manifestó que apoyaría un debate nacional sobre la legalización de drogas ilícitas, con lo que se evidencia un cambio de su postura hasta el momento sobre la cuestión. Más tarde puntualizó que no estaba a favor de la legalización. Sin embargo, la propuesta de Calderón es significativa y ha desencadenado intensas discusiones en el país.