África Occidental - ¿Una nueva frontera para la política de drogas?

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África Occidental - ¿Una nueva frontera para la política de drogas?

30 octubre 2015

Adeolu Ogunrombi

Este artículo examina por qué África Occidental ha sido utilizada tradicionalmente como una ruta en el tráfico de drogas y cómo se está convirtiendo cada vez más en una región de consumo y producción. Y esto a pesar de la continua utilización de los gobiernos de África Occidental de políticas represivas perpetuadas bajo el concepto de “guerra contra las drogas.” El artículo intenta explicar el uso continuado de estas políticas examinando el contexto internacional y local. Finalmente, el desastroso impacto que estas políticas están teniendo en los derechos humanos de la región es señalado observando la situación en Nigeria y Ghana.

El tráfico de drogas ilegales a través de África Occidental ha continuado creciendo en volumen durante las últimas décadas, principalmente desde los países latinoamericanos a los prósperos mercados europeos y norteamericanos.1 El valor de este creciente mercado está estimado en miles de millones de dólares anuales2 y no parece haber ninguna señal de que vaya a disminuir.

La elección de África Occidental por parte de los traficantes ha sido atribuida a una serie de factores como su vulnerabilidad geográfica en términos de acceso fácil y sistemas de vigilancia débiles tanto dentro de los Estados como entre ellos.3 Otros factores incluyen las medidas internacionales contra el narcotráfico que conducen a los traficantes a abandonar las rutas habituales como el envío directo por barco desde Latinoamérica a los países europeos4 y tomar rutas con menos resistencia como a través de África Occidental,5 sumado a la disponibilidad y voluntad de colaboradores locales. Este creciente desafío también ha traído la enorme responsabilidad de saber cómo tratar el tema. Muchos gobiernos de la región han adoptado la ideología populista de la “guerra contra las drogas.”

La facilidad con la que se adopta esta política puede ser explicada por diversos factores. En primer lugar, está la percepción social prevaleciente de que las drogas son un mal social y de que los gobiernos deben hacer todo lo posible por erradicarlas. Esto se refleja en la declaración de objetivos de algunas de las agencias de control de drogas en la región. Un ejemplo típico es la Agencia Antidrogas de Nigeria (NDLEA, sus siglas en inglés) que tiene una declaración de objetivos que promete “utilizar todos los recursos a su disposición para la total erradicación del tráfico ilegal de drogas narcóticas y sustancias psicotrópicas; la supresión de la demanda de drogas ilegales y otras sustancias de abuso…”.6 Durante una ceremonia pública en la que se quemaron aproximadamente 86,000 kg de cannabis incautado en 2014, el director de la NDLEA dijo “me llena de alegría que estemos hoy aquí reunidos para destruir lo que destruye vidas y destinos.”

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