Braços Abertos en San Paulo, ¿Qué podemos aprender del modelo de Alojamientos Primero?

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Braços Abertos en San Paulo, ¿Qué podemos aprender del modelo de Alojamientos Primero?

2 diciembre 2014
Jean Croisier

El programa “Braços Abertos” (Brazos Abiertos) es un nuevo e interesante intento de reducir los significativos problemas sociales, de salud y de seguridad en Cracôlandia, la enorme escena de uso de crack en San Paolo, Brasil. “Braços Abertos” fue inaugurado en diciembre de 2013 por el Alcalde de la ciudad Fernando Haddad y se dirige a los 400 usuarios de drogas que vivían previamente en las calles de Cracolândia.

El proyecto ofrece a los habitantes dejar las casas que estaban ocupando en las favelas para ser alojados en uno de los cinco moteles contratados por el gobierno para tal objetivo. Allí, hay acceso a cuidados de salud, tienen la oportunidad de trabajar durante cuatro horas al día (limpiando parques o lugares públicos) por 4£ diarias, y reciben tres comidas al día. Incluso si hay una fuerte presencia policial en esta área, la policía no suele arrestar a la gente por usar o vender crack en esta zona, mientras estén confinados en el área. Se ofrece información a los usuarios sobre los programas de tratamiento existentes y otros servicios, pero no hay obligación de usarlos.

El hecho de que no sea un requisito para los usuarios de crack abandonar su uso de drogas ha llevado a muchas críticas por parte de algunos de los oficiales y trabajadores sociales de San Paulo. Su argumento es que el proyecto retrasará la rehabilitación de las personas dependientes, que será más sencillo para la gente continuar usando drogas. Se ha dicho que el programa ha sido implementado con muy pocas bases empíricas.

Lo que tienden a olvidar es que los programas de vivienda para las personas dependientes de drogas sin ninguna obligación de comprometerse en tratamiento o abandonar el uso de drogas han existido desde principios de 1990, cuando Sam Tsemberis inauguró el programa Pathways to Housing (Caminos hacia la vivienda social) en Nueva York, el primer programa de vivienda social. Desde entonces, este modelo ha sido implementado en múltiples ciudades alrededor del mundo.

Los programas de vivienda social fueron creados para ayudar a las personas sin casa que sufren de dependencia de drogas y enfermedad mental con el alojamiento y minimizar sus daños de salud. Junto con estos programas normalmente se ofrece un gran abanico de servicios sociales, pero la gente no tiene la obligación de usarlos. La visión de estos programas es que si ofrecen a las personas sin casa un lugar donde vivir, tendrán una oportunidad de estabilizarse y quizá comenzar un proceso de recuperación que podría ser más difícil si están viviendo en la calle.

Desde 1990, numerosos programas de Alojamiento Primero han sido implementados alrededor del mundo: en más de 50 ciudades estadounidenses; Montréal, Toronto, Winnipeg y Vancuver en Canadá, Lisboa en Portugal, Bruselas, Amberes, Charleroi, Gante y Lieja en Bélgica; Toulouse, Lille, Marsella y París, en Francia; así como en Glasgow (Escocia), Amsterdam (Países Bajos) y Helsinki (Finlandia). En Dinamarca hay planes para desarrollar programas de Alojamiento Primero, y programas de vivienda básica sin requisitos de abstinencia ya existen.

Los programas de Alojamiento Primero han sido evaluados sistemáticamente alrededor del mundo. Globalmente estos programas han mostrado resultados mucho mejores que los programas de “Tratamiento Primero”. El principal resultado de la evaluación de los programas de Alojamiento Primero es: reducción del uso y de la dependencia de drogas, disminución de los servicios de emergencia y de las admisiones hospitalarias, una elección más consciente de los servicios ofrecidos, menor participación en actividades criminales, y mayores tasas de permanencia en la vivienda.

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