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Los retos de México en un nuevo entorno para la política de drogas - I parte: El contexto internacional

28 enero 2013

David Giraldo, IDPC, y Jorge Hernández Tinajero, CUPIHD

Introducción

En el comienzo de una nueva administración federal en México, el contexto internacional en materia de drogas ha observado cambios cualitativos significativos en distintas partes del mundo, incluyendo a los vecinos del norte. Esta es una serie de blogs que busca presentar en forma concisa la actual situación de México dentro del contexto global de la política de drogas y los retos que tal contexto implican para este país. Esta primera entrega se enfoca específicamente sobre el contexto internacional de dicha política.

Movimientos Reformadores

Recientemente, varios países latinoamericanos han modificado, o se han abierto a la posibilidad de modificar, su política de drogas: Bolivia y Uruguay son ejemplo de ello. Bolivia fue el primer estado que decidió denunciar la Convención de la ONU de 1961 sobre drogas para re-acceder al tratado con una reserva protegiendo el derecho al mascado de la coca. Bolivia re-accedió finalmente a mediados de Enero. En cuanto a Uruguay, el gobierno propuso una ley para legalizar y regular la producción, la venta y el consumo de la marihuana.

En cuanto a los Estados Unidos, procesos similares de reforma han acontecido en los últimos años, también con la marihuana. Algunos estados han experimentado un acelerado progreso en la aceptación de la opinión pública al uso de la marihuana con fines medicinales (aprobada ya en 17 estados) y la aprobación para regularla con fines recreativos en los estados de Colorado y Washington es la última vuelta de tuerca de una creciente ola reguladora en todo el mundo.

A nivel nacional e internacional, la administración Obama ha intentado promover un enfoque dirigido hacia el fortalecimiento de los sistemas de prevención y tratamiento, abandonando así el concepto y la palabra “guerra” para referirse a drogas. No obstante, el gobierno estadounidense insiste en que este giro no supone abandonar el combate frontal al narcotráfico en todo el mundo y de plano ha rechazado el debate de la legalización.

A pesar de ello, la Comisión Global sobre Políticas de Drogas, en la que participan líderes políticos mundiales y destacadas personalidades del mundo de la ciencia y la cultura, se ha convertido en vocero de primer orden en este nuevo ambiente de cambio. La Comisión considera que la estrategia represiva contra las drogas no ha dado resultado y que ha llegado la hora de explorar nuevas opciones de control y regulación para ellas.

A esto se suman las cada vez menos disimuladas manifestaciones de inconformidad por parte de varios mandatarios latinoamericanos, entre ellos los presidentes Santos de Colombia y Pérez Molina de Guatemala, con respecto al fracaso de la guerra contra las drogas. Dichas manifestaciones explícitamente llaman a la comunidad internacional a hacer una revisión crítica de lo que no ha funcionado en política de drogas y a considerar opciones para la reforma.

Hasta este momento, México ha permanecido muy discreto en los procesos reformadores, cuando no contradictorio. Dado los altos costos financieros y humanos que está pagando en su guerra contra las drogas, México debería tener una participación más activa en los organismos y mecanismos de control de drogas, tanto globales como regionales, para promover una política de drogas humana y basada en la evidencia. Estos espacios se prestan para cuestionar de manera legítima la distribución de la responsabilidad que asume cada país en esta guerra, y en algunos de ellos, como la Asamblea General de la ONU, la Comisión de Estupefacientes (CND) y la Organización de Estados Americanos (OEA), México puede recobrar un liderazgo que parece haber perdido en las últimas décadas.

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