Bolivia: así es como la hoja de coca resiste a la guerra contra las drogas

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Bolivia: así es como la hoja de coca resiste a la guerra contra las drogas

22 mayo 2017

Por Clara Roig Medina

Marcela López se pasea por su cato de coca aún aguado por las recientes lluvias de febrero. Se quita las sandalias blancas y se arremanga los jeans antes de entrar. Los arbustos se ven lozanos y apuestos, hay uno que hasta le saca una cabeza en altura, algo inusual en las matas de coca. “Este es nuestro sustento”, comenta Marcela. “Así es como llevamos los niños a la escuela, como los alimentamos y les compramos sus libros”, añade.

En el Chapare, la segunda zona productora de hoja de coca de Bolivia, después de Los Yungas de La Paz, los campesinos están autorizados a cultivar un cato de hoja de coca por familia, 1.600 metros cuadrados de tierra. El cato se introdujo después del acuerdo de 2004 entre el gobierno y los sindicatos cocaleros para terminar con la violencia que había acechado la región en la década de los 90. “Los yanquis nos decían que la hoja de coca era veneno, que teníamos que erradicarla. Te perseguían y tenías que esconderte por el monte”, relata un hombre con sombrero y piel dorada por el sol que se acerca a Marcela para renovar su cato de coca. “Para nosotros la hoja sirve para todo. Por eso luchamos y resistimos. Ahora con el cato todo está más tranquilo”, concluye.

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Thumbnail: Flickr CC Anthony Tong Lee