VIH en la cárcel: lo que sí hizo bien España

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VIH en la cárcel: lo que sí hizo bien España

24 noviembre 2014

A finales de la década de 1980, los usuarios de drogas por vía parenteral no eran tales; eran yonquis, tanto en el lenguaje popular como en muchos periódicos. Lo demuestra un ejemplo de una noticia proyectada por Daniel Zulaika en el IV Encuentro de Salud Pública que, con el título Éxito y retos de las Políticas Sanitarias de VIH /sida se celebró la semana pasada en Madrid.

Ante el estigma de esa palabra, es lógico pensar que una medida como repartir jeringuillas nuevas a los drogodependientes internos en prisiones españolas no fue bien recibida por muchos sectores de la sociedad. Sin embargo, algo tan sencillo como eso fue una de las claves de uno de los mayores éxitos de la lucha española contra el sida: el radical descenso de seropositivos en las cárceles españolas.

Según datos del estudio Prevalhep, la prevalencia de la infección por VIH en España en población penitenciaria en los últimos 20 años ha bajado del 40% al 10,8%, una caída que no puede sino calificarse de espectacular y por la que se felicitaron la mayoría de los participantes en la jornada, casi todos históricos en el manejo de la pandemia del sida en España, caracterizada por una elevadísima prevalencia de la enfermedad en usuarios de drogas inyectables, un patrón muy distinto al observado en la actualidad.

El moderador de la mesa redonda Salud pública penitenciaria ante el VIH / sida, Jordi Casabona, director científico del Centro d'Estudis Epidemiològics sobre les ITS/SIDA de Cataluña, lo dijo claro: la población penitenciaria acumula factores que favorecen la propagación del VIH, desde el ya mencionado uso de drogas por vía parenteral hasta la alta prevalencia de problemas de salud mental.

El subdirector general de coordinación de Sanidad Penitenciaria, José Manuel Arroyo Cobo, incidió también en esa idea, pero fue más allá. "En la cárcel no se acaba nuestro trabajo, que debe enlazar con los servicios de la comunidad que van a necesitar los seropositivos internos una vez que salgan de prisión".

Además de destacar el programa de intercambio de jeringuillas, Arroyo mencionó los programas con metadona, que sirvieron también para reducir la tasa de este tipo de drogodependientes y la transmisión del VIH en prisiones.

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