La resistencia de los ingas en Colombia a cultivar amapola

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La resistencia de los ingas en Colombia a cultivar amapola

4 noviembre 2013

Desde hace diez años los indígenas inga han logrado mantener su resguardo en el norte de Nariño libre de cultivos de amapola. En momentos en que los cultivos están disminuyendo en Colombia, pero concentrándose fuertemente en resguardos indígenas y consejos comunitarios afro, así como en los parques nacionales y las fronteras, el caso de Aponte es una notable excepción.

El mayor problema es que el narcotráfico, las guerrillas y las bacrim han sido hábiles a la hora de identificar a las comunidades étnicas más débiles y han establecido sus bases de operaciones en esos territorios, generalmente lugares con presencia muy precaria del Estado y altos niveles de pobreza.

Por eso mismo, el caso de Aponte -ubicado en el municipio de El Tablón de Gómez, en la esquina donde Nariño se encuentra con Cauca y Putumayo- puede convertirse en un ejemplo a seguir. Desde que en 2003 los ingas -descendientes históricos de los incas que migraron hacia el norte- decidieron decirle 'no' a la amapola, se concentraron en buscar otras alternativas de subsistencia.

Sobre todo decidieron fortalecerse como comunidad y rescatar sus tradiciones, un proceso que les permitió enfrentarse a los grupos armados que operan en la zona y -pese a las constantes amenazas, que perduran hasta hoy- seguir adelante con su decisión y mantener libres de cultivos las 22.283 hectáreas de su resguardo.

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